Como bien reza la sintonía principal de la serie Friends, estaré ahí para tí. Normalmente nos tomamos esta afirmación como una promesa de amistad y de entrega, siempre acompañada de un para lo que necesites. Yo hoy no quiero dedicar esta frase a mis amigos, quiero dedicarsela a unas chicas que han estado ahí en los momentos difíciles y que han conseguido sacar lo mejor de mi: las "curveras".
Hace ya casi dos años que decidí apuntarme al gimnasio, después de mucho meditar y movida por la indecente necesidad de ponerme en forma, escogí uno solo para mujeres, más que nada porque el chunda chunda, las máquinas sudorosas y las miradas lascivas no me llaman nada la atención ni me son plato de buen gusto. Siempre me ha costado sangre, sudor y lágrimas hacer máquinas, pero ellas han hecho que sea divertido, que te entre el pavo, que te sientas ridícula, que asistas a miles de fiestas y aprendas bailes nuevos. Siempre me han recibido con una sonrisa en los labios, con palabras agradables y con los brazos abiertos, han sido y son una via de escape y un apoyo durante este tiempo.
Como suele decirse en las bodas, han estado ahí en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, e incluso el hecho de mudarme de ciudad no ha hecho que nos separemos. Ahora más que nada espero que llegue la tarde noche para ir al gimnsasio y asistir a mis clases de zumba, gap, pilates y salsa, para desconectar de la rutina y disfrutar de un rato entre amigas, porque siempre están ahí.
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